Mi
labor como docente
Los seres humanos tenemos un deber y compromiso con la educación, para lograr un cambio social, político y económico, donde se brinde equidad
de oportunidades para todos; donde niños y jóvenes no tengan que dejar la
escuela porque no existen los recursos necesarios, es por ellos que tenemos la
consigna de incluirlos dentro del
sistema para abatir el rezago educativo,
principalmente en los grupos de alto índice de marginación.
Reflexionando sobre mi
práctica docente, no recuerdo cuando cruzo por mi mente dedicarme a esta labor,
ya que dentro de los miembros de familia nunca tuve la influencia de esta
hermosa profesión, ha llegado a pasar por mi mente que fue por casualidad, pero
dejando mis dudas lo que si me queda claro es que antes de haber concluido la
licenciatura en educación, realizando mi servicio profesional quede apasionada
de todo lo que implicaba la práctica docente, al inicio de mi labor tuve
la fortuna de ver desde otra
perspectiva de vida (Ya que era una joven de puerto, que tenía la idea que
todos vivíamos como lo hacía yo en San Felipe) las necesidades que muchos
jóvenes de nuestro estado y país tienen.
Tuve la oportunidad de
trabajar con niños de colonias populares de la ciudad de Mexicali, donde por
primera vez me di cuenta del grado de marginación que vivían mucha gente de
nuestro estado. Son colonias populares porque sus habitantes pertenecen a una
clase social baja, generalmente compuesta por obreros, empleados domestico,
comerciantes ambulantes y empleados; teniendo como características que son familias
extensas, se presenta la desintegración familiar, en algunas familias las drogas
forman parte de su contexto. Era palpable la carecía de muchos recursos y
servicios, como drenaje, alumbrado, escuelas
cercas y calles pavimentadas.
Trabajar con niños que se
desenvuelve en este contexto hizo de mi una persona más consciente del gran
compromiso social que como docente tenemos para que nuestro labor realmente
impacte y beneficie de una manera positiva en un cambio social y que la semilla
que depositemos en ellos sea el cultivo de la esperanza.
También tuve la fortuna de mis primeros pasos
en la docencia ser guiada por un sacerdote escolapio, un ser de un gran compromiso
social, quien me instruyo en la
educación de los niños y adolescentes, a ver más allá de sólo transmitir conocimiento, sino de
educar con amor.
Está persona fue mi inspiración al observar
cómo se entregaba con tanto amor a guiar por un buen camino o por la esperanza
de un futuro mejor a estos jóvenes. José es el nombre de este sacerdote de
origen español, quien tenía el apoyo de una joven española de nombre Montserrat,
además de dos francesas que hacían servicio comunitario en nuestro país; yo era la única mexicana dentro de un proyecto de nombre chinchachoma, el cual tenía
como objetivo principal la integración de niños en situación de calle a la
sociedad. Uno de los principales objetivos
es que ellos realmente obtuvieran
la oportunidad de recibir educación.
Fue este sacerdote quien me recomendó para obtener
mi primer trabajo, en una institución de nueva creación, que
daría continuidad al proyecto Chinchachoma; integrando los niños y adolescente,
que previamente ya habían sido canalizados en riesgo de situación de calle, por sus condiciones
sociales.
Las actividades en mi nuevo trabajo consistía
en integrar y atender académicamente a los
niños y adolescentes en situación de calle, a través del programa 10/14 de INEA
en la institución de CAHOVA; algunos de mis alumnos fueron integrados a las escuelas regulares, donde se le daba marcha a
un proceso continua en su educación.
Nada a impacto más en mi
vida profesional, como el año que
estuve laborando en este lugar, era
imposible sólo ejercer el rol de docente, ya que estos niños habían pasado en
su corta vida por desintegración
familiar, abandono, violaciones, explotación,
grandes frustraciones y maltratos, ellos eran muchos más vulnerables a
la atención que obtenías del equipo que laboraba en este institución, debo
reconocer que muchas veces me vi agredida y frustrada por su mal comportamiento
(principalmente en los jóvenes donde el papel que habían realizado sus madres eran negativos, ya que sin
preverlo, para ellos a veces representábamos ese rol) pero
también obtuve grandes satisfacciones de sus avances tanto en lo educativo, como en la inclusión en la
comunidad, en el deporte y las artes, en la oportunidades de adaptarse a situaciones
nuevas en. Para ellos representábamos una luz en su camino; En este trabajo
tuve grandes retos y aprendizaje, pero una de las más grandes satisfacciones
fue Plantear en ellos la semilla de la
esperanza, del amor y de un mejor
futuro.
Al inicio del ciclo escolar
del 2002 tuve la oportunidad de trabajar en un colegio católico privado de
nuestra comunidad de San Felipe, del que también tengo grandes recuerdos y aprendizajes, principalmente porque en esos
tiempos yo no practicaba ninguna religión. Las comparaciones de las actividades
laborales de este trabajo con el
primero, eran totalmente diferentes. Cuando tenía dos años laborando en
el colegio se me presentó la oportunidad de ingresar en la secundaria donde
actualmente voy a cumplir once años
laborando.
Los retos que en
mi práctica como docente he enfrentado son muchos, pero también me ha brindado
grandes satisfacciones, una de la maneras para enfrentar estas dificultades es
seguir preparándome, por medio de cursos, diplomados para desempeñar un mejor trabajo,
pero sobre todo atendiendo de la mejor manera a mis alumnos.
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